POLÍTICA INTERNACIONAL DE DROGAS CON PERSPECTIVA

Políticas de drogas centradas en el desarrollo sostenible la salud pública y los derechos humanos están en el centro de lo que el GPDPD promueve en nombre del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ) de Alemania y bajo el auspicio del Comisionado del Gobierno Federal para Asuntos de Adicción y Drogas.
El debate sobre las cuestiones de política de drogas es más actual y urgente que nunca, pues la evolución de los últimos años es unívoca: el cultivo, la producción y el consumo de drogas ilícitas siguen aumentando. El cultivo ilegal de coca ha alcanzado máximos históricos en los últimos años. Las frecuentes incautaciones a gran escala de cocaína, crack y heroína en todo el mundo demuestran que la producción y el tráfico están en auge. Al mismo tiempo, el consumo de drogas se está desplazando notablemente a países del Sur global, que deben hacer frente a este creciente desafío.
La economía de las drogas impide el desarrollo
Los efectos negativos de la economía de las drogas son diversos. Especialmente en países del sur global, estos tienen consecuencias nefastas y perjudican el desarrollo y la funcionalidad de Estados y sociedades enteras. Los agricultores y agricultoras de pequeña escala que viven en pobreza y sin alternativas económicas legales, a menudo se ven obligados al cultivo ilícito de plantas destinadas a la producción de drogas. Las redes criminales y los actores del conflicto en guerras civiles se financian a través de su participación en el tráfico de drogas. Generalmente, la economía de las drogas suele ir de la mano con la corrupción y la violencia masiva, lo que destruye la legitimidad de las instituciones democráticas. A las personas con un consumo problemático de drogas a menudo se les niega el acceso a la asistencia sanitaria que necesitan con urgencia, lo que tiene consecuencias fatales para la persona y la salud pública. Además, con frecuencia se criminaliza tanto a productores y productoras de pequeña escala, así como a consumidores y consumidoras. Los Gobiernos responden frequentemente con acciones policiales y militares, violando a menudo sus derechos humanos fundamentales. Ante la falta de acceso a la asistencia sanitaria por parte de los consumidores y consumidoras de drogas, se propagan enfermedades como el VIH y la hepatitis.
La economía de las drogas destruye el medio ambiente
En muchos países, el cultivo y la producción de drogas ilícitas están directamente vinculados a la deforestación, la degradación de suelos y la contaminación del agua. Asimismo, la aspersión poco sostenible de cultivos ilícitos con herbicidas causa enormes daños medioambientales.
Nuevas respuestas
En este contexto es necesario formular nuevas respuestas y considerar enfoques de probada eficacia a nivel internacional para abordar la problemática mundial de las drogas. La política de drogas sin enfoques de desarrollo, medidas de salud pública y respeto a los derechos humanos no es sostenible y a menudo agrava aún más las repercusiones negativas de la economía de las drogas. Es ahí donde actúa el GPDPD, cuyo objetivo es diseñar una política de drogas sostenible a nivel internacional. En este sentido, el foco de atención se centra en las personas, el respeto de sus derechos fundamentales y la satisfacción de sus necesidades básicas, de modo que la política de drogas sostenible contribuya también al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Sustainable Development Goals, SDGs).