Resiliencia y vulnerabilidad en tiempos de pandemia

Una alianza sólida para una política de drogas centrada en las personas

A nivel global varios millones de personas se ganan la vida con cultivos ilícitos de plantas destinadas a la producción de drogas. Sus condiciones de vida son muy frágiles. ¿Qué sucede si a esta situación se le suma una pandemia? ¿Cómo lo afrontan las personas afectadas y cómo pueden estar mejor preparadas para crisis futuras?

Numerosos estudios examinan cómo la pandemia del Covid-19 afecta el mercado de drogas ilícitas. Nosotros nos preguntamos: ¿cómo la crisis del Covid-19 afecta la vida de las familias que cultivan los insumos para producir heroína o cocaína, o que están en el proceso de escapar de la trampa de la pobreza que representan los cultivos ilícitos? El GPDPD encargó un estudio en nombre del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ) de Alemania. Esta investigación presenta una imagen inicial de la situación en áreas de cultivo ilícitos en ocho países seleccionados de Asia, América Latina y los Balcanes - y lo que podemos aprender para el desarrollo de una política de drogas sostenible.

 

Queda claro que la situación es muy diferente en cada país, pero todos tienen algo en común: los problemas preexistentes han empeorado desde que comenzó la pandemia a principios del 2020. La crisis del Covid-19 proporciona el caldo de cultivo ideal para la expansión de economías ilícitas. En este momento, los agricultores de pequeña escala en zonas de cultivos ilícitos corren más riesgo que nunca de caer más profundamente en la ilegalidad. Sin embargo, también hay quienes logran resistirlo.

 

Panorama general

 

Primero examinemos el nivel macro:  la pandemia del Covid-19 afecta directa o indirectamente a casi todos en el planeta. La situación obliga a las sociedades a confinarse y amenaza el sustento económico de las personas. Los esfuerzos para minimizar la propagación del coronavirus SARS-CoV-2 a nivel nacional e internacional han provocado la interrupción temporal de las cadenas de valor globales. Las fronteras están estrictamente controladas o incluso cerradas. La movilidad de personas y mercancías se ha detenido en muchos lugares. El Banco Mundial predijo que el producto interno bruto (PIB) global se reducirá hasta en un 8 por ciento en el 2020. Los países en desarrollo y emergentes se ven particularmente afectados por esto.

 

La pobreza y la falta de alternativas en áreas rurales estructuralmente débiles, donde el Estado apenas está presente, están empujando a la gente a los cultivos ilícitos. Sus vidas ya están marcadas por la inseguridad y el aislamiento: no tienen acceso a infraestructura funcional, mercados económicos, participación política, servicios básicos o educación. La violencia y los conflictos suelen formar parte de la vida cotidiana. La recesión económica solo los hace más dependientes del cultivo ilícito de drogas.

 

Además, el crimen organizado no se ha visto tan afectado por la crisis de Covid-19. Debido a su naturaleza, vive en una clase de crisis permanente y aprovecha cada oportunidad. Sus facciones han adaptado rápidamente sus modus operandi, pasando a varios mercados ilícitos y alternativas de tráfico. Han diversificado sus medios de suministro y distribución y han logrado afrontar los retos de la situación global actual. El negocio de las drogas sigue floreciendo.

 

 

Aquellos que aprovechan las oportunidades sobreviven

 

Sin embargo, no solo los grandes actores están cambiando sus estrategias; las familias que viven en áreas de cultivos ilícitos también se ven obligadas a diversificar sus ingresos. En los últimos años, varios estudios han demostrado que los pequeños agricultores de países como Colombia, Afganistán y Myanmar están ampliando sus fuentes de ingresos a través de otras actividades ilegales para asegurar su supervivencia, como la producción de drogas sintéticas, la extracción ilegal de oro o la deforestación. El estudio encargado por el GPDPD muestra que el impacto socioeconómico de la pandemia podría exacerbar esta tendencia.

 

Además de expandir los mercados de drogas en los países afectados, estos cambios pueden aumentar el desplazamiento interno y la migración forzada. Aunque la proporción de familias afectadas es modesta, su frágil situación socioeconómica juega un papel importante en el escalamiento de conflictos y la expansión de actividades ilegales. Esto, a su vez, afecta el desarrollo de regiones y países enteros y ralentiza aún más su desarrollo.

 

Desafiando la crisis

 

Los pequeños agricultores que participan en proyectos de desarrollo alternativo han demostrado diferentes maneras de adaptación. Aquellos que practican la agricultura diversificada están particularmente bien posicionados y pueden depender de sus propias reservas de alimentos, así como aquellos que tienen acceso a Internet e información y usan instrumentos de auto-organización. Ellos están desafiando la crisis con innovaciones técnicas e iniciativas locales.

 

Aunque anteriormente dependían de la ayuda de una organización internacional, las cooperativas en Myanmar y Colombia tomaron la logística de sus productos en sus propias manos. Otras granjas colectivas, como en Afganistán, pusieron en marcha una iniciativa para atender el mercado local y asegurar las ventas de sus productos. Así, durante el período de cuarentena, los agricultores afganos se beneficiaron del aumento de la demanda local de verduras, frutas y aves de corral, la cual había sido afectada por las restricciones al comercio transfronterizo y las importaciones de otros países. La resiliencia de estas familias y comunidades agrícolas no es un accidente: todos participan en proyectos de desarrollo alternativo.

 

Aprendiendo de la crisis

 

El estudio muestra que esta crisis es una oportunidad para aprender y moldear procesos de cambio que debe ser aprovechada en este momento. También podemos aprender mucho sobre la "vulnerabilidad". ¿En qué medida las comunidades están particularmente en riesgo y son vulnerables? Y viceversa: ¿Cómo pueden los pequeños agricultores afrontar mejor estas crisis y qué condiciones son necesarias para hacerlo? Los gobiernos y las organizaciones internacionales de desarrollo deberían promover este proceso de aprendizaje a través del análisis y la investigación para aumentar la resiliencia en las regiones vulnerables y afectadas y desarrollar sistemas de alertas tempranas que puedan prevenir algunos de los peores impactos económicos y sociales de las crisis y desastres. Tenemos la evidencia ante nosotros. Solo es necesario sistematizarla y tenerla en cuenta en las políticas de drogas enfocadas al desarrollo. El enfoque de desarrollo alternativo ofrece el concepto más eficaz para esto.

 

 

Sobre el estudio

Este artículo se basa en el estudio inédito "Construir sobre la incertidumbre: el impacto del Covid-19 en los pequeños agricultores, el desarrollo alternativo y las economías ilícitas" del Dr. Jorrit Kamminga el cual fue encargado por el GPDPD en nombre del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ) de Alemania. El estudio se realizó entre julio y septiembre del 2020. Los países involucrados en este estudio son Afganistán, Albania, Bolivia, Colombia, Laos, Myanmar, Perú y Tailandia. El Dr. Kamminga se especializa en políticas de drogas y su nexo con la seguridad y el desarrollo. Asesora, entre otros, a la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC). Además, contribuyó al Informe Mundial sobre las Drogas del 2015 y al Boletín de Estupefacientes del 2017. En ambos, abordó el tema del Desarrollo Alternativo.

Recomendaciones para los gobiernos nacionales:

  • (Re) evaluar las necesidades de las comunidades rurales más vulnerables, teniendo en cuenta la pandemia, y en particular, de aquellas que están (en riesgo de estar) involucrados en cultivos ilícitos;
  • Promover estudios a nivel nacional para comprender cómo los distritos y regiones se han visto afectados de manera diferente por la pandemia y cuál ha sido el resultado en términos de cambios hacia el cultivo y producción de drogas ilícitas, los precios locales y el acceso a los mercados;
  • Promover análisis de costo-beneficio que examinen los costos de la erradicación a corto plazo frente a los costos del desarrollo alternativo a largo plazo o programas de desarrollo rural más amplios;
  • Apoyar las oportunidades del mercado local de acuerdo con los cambios en las tendencias de consumo y estilo de vida.

Recomendaciones para agencias del gobierno nacional y de cooperación internacional:

  • Invertir en sistemas de alertas tempranas para estar preparados para choques similares que sucedan en el futuro. Si bien es probable que algunos efectos sigan siendo difíciles de predecir, hay otros sobre los que hemos aprendido mucho durante la pandemia actual, como:
  • El retorno o desplazamiento de trabajadores migrantes, la correspondiente disminución de las remesas y los efectos sobre los precios locales y los mercados laborales;
  • El conocimiento sobre las diversas temporadas de siembra y cosecha, así como sobre las oportunidades de almacenamiento y los tiempos para los productos perecederos;
  • El grado en que los cultivos ilícitos son un monocultivo o parte de una gama de productos más diversificada;
  • Las consecuencias para la seguridad alimentaria; y la
  • Capacidad de absorción de los mercados locales.
  • Invertir específicamente en infraestructura y conectividad a Internet en áreas rurales remotas para acompañar las nuevas formas de trabajo con las cooperativas de agricultores y brindar asistencia técnica;
  • Invertir en capacidades y redes locales para brindar asistencia técnica y otro tipo de apoyo a agricultores, cooperativas y agroindustrias.
  • Invertir en la promoción del ecoturismo y otras actividades legales "no agrícolas".

Recomendaciones para agencias internacionales que apoyan el desarrollo alternativo:

  • Investigar si es posible diseñar algún tipo de intervención de desarrollo alternativo de "respuesta rápida" que pudiera implementarse ágilmente, por ejemplo, en respuesta a acontecimientos relativamente favorables, como la disminución de los precios de la hoja de coca o de la amapola. Tal adaptación probablemente nunca será tan rápida y ágil como se adaptan los actores ilegales (o tan rápida como los agricultores pueden plantar más coca), pero algunas intervenciones comunitarias específicas probablemente podrían implementarse velozmente para continuar fortaleciendo el avance hacia la producción diversificada y opciones sostenibles en la economía legal;
  • Promover más asociaciones público-privadas y vínculos con empresas privadas para apoyar el Desarrollo Alternativo;
  • Si bien los proyectos de desarrollo alternativo a pequeña escala y a corto plazo pueden ser útiles para aliviar las necesidades locales y ayudar a las comunidades, se debe iniciar una discusión política más amplia sobre cómo el desarrollo alternativo se vincula con programas nacionales de desarrollo rural para poder abordar de manera más profunda los desafíos y causas estructurales de los conflictos como el acceso a la tierra, el desplazamiento y el cambio climático.